Contracorriente es el testimonio de dos personas que van contra la tradición de un pueblo, sus costumbres y ritos. Contracorriente es la reflexión de dos hombres limitados por los prejuicios sociales, morales y religiosos, preexistentes en su realidad, pero más aún, dentro de sus propias conciencias. Javier Fuentes-León describe el contexto (anónimo) como un pueblo conservador, religioso y lleno de creencias. A inicios de la película, todos los pobladores están unidos a una cadena de representaciones, que en contraparte, es la ilación de una red de prejuicios. Esto se detecta con la presencia de Santiago (Manolo Cardona), un joven pintor que tiene un corto tiempo de llevar establecido en el pueblo. Los rumores dicen que él es homosexual, y además, que no tiene fe de los ritos pueblerinos. Mediante estos comentarios, hay una diferencia entre el rumor y la afirmación, esto dando prueba de una subordinación a los prejuicios latentes del pueblo. Santiago es víctima de una doble negación: el ser forastero y homosexual.
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